lunes, 12 de diciembre de 2011

Los Cajales que no conocías


Santiago Ramón y Cajal es, sin duda, el mayor exponente de la ciencia española del siglo XIX y comienzos del XX. Su personalidad singular, pilar fundamental de su éxito en una España decadente, ha quedado perfectamente capturado en sus numerosas obras autobiográficas. En un magnífico lenguaje, nos descubre sus vivencias y opiniones.


CAJAL ESTUDIANTE REBELDE

El joven Santiago tuvo unos comienzos difíciles en sus estudios. Tras pasar su infancia de pueblo en pueblo de Aragón cada vez que su padre, médico, encontraba nuevos destinos, Cajal solicitó su entrada en los Escolapios de Jaca:
"Encargóles [mi padre a los reverendos Escolapios que vigilaran severamente mi conducta y me castigaran sin contemplaciones en cuanto me desmandara en lo más mínimo. El director dio plena satisfacción a mi padre acerca de ese punto, y para tranquilizarle nos presentó al padre Jacinto, profesor de primero de latín, que era por entonces el terrible desbravador de la comunidad y a quien, según fama, no se había resistido ningún rebelde. [..]

Merced al régimen de las farinetas y a los ayunos de castigo [..], quedé hecho un espárrago. Creo que mis entendederas, no muy despiertas, declinaron bastante. Dijérase que el engrudo de maíz se me embebió en la cabeza y ocupó el lugar de los sesos; pues según veremos luego, los buenos de los frailes se vieron negros para imprimir en ellos unos pocos latines."

CAJAL TERRORISTA

"Tomé un trozo de viga [...] y a fuerza de trabajo y de paciencia, labré en el eje del tronco un tubo, que alisé después todo lo posible a favor de una especie de sacatrapos envuelto en lija. Para aumentar la resistencia del cañón, lo reforcé exteriormente con alambre y cuerda embreada [...].

Engreído y satisfecho estaba con mi cañón, que encomiaron extraordinariamente los amigos: todos ardíamos en deseos de ensayarlo. [...] Decidimos izar el cañón por encima de las tapias de mi huerto y ensayarlo sobre la flamante puerta del vecino cercado, puerta que daba a cierto callejón angosto, bordeado de altas tapias y apenas frecuentado.

[...] El estampido resultó horrísono y ensordecedor; pero contra los vaticinios de los pesimistas, el cañón no reventó; antes bien, desempeñó honrada y dócilmente su contundente función. Un ancho boquete abierto en la puerta nueva, por el cual, airada y amenazadora, asomó poco después la cabeza del hortelano, nos reveló los efectos morales y materiales del disparo."

Ramón y Cajal, a sus 11 años, pagó la travesura con una breve estancia en la cárcel del pueblo.

CAJAL CULTURISTA

"Mi aspecto físico tenía poco del de Adonis. Ancho de espaldas, con pectorales monstruosos, mi circunferencia torácica excedía de 112 centímetros. Al andar mostraba esa inelegancia y contoneo rítmico de característicos de los Hércules de feria [...] En suma, vivía orgulloso y hasta insolente con mi ruda arquitectura de faquín, y ardía en deseos de probar mis puños en cualquiera" 

CAJAL ESCÉPTICO

"¡Qué espectáculo tan humillante para nuestra vanidad de dioses es ver cómo sabios ilustres y pensadores geniales, dotados de agudo sentido crítico, cuando de aquilatar las condiciones de un fenómeno científico se trata, aceptan tan cual irrecusables pruebas las innumerables artimañas, supercherías y sugestiones de histéricas, médiums, faquires y videntes!"


Éstas y más citas del gran científico las encontraréis en sus muy recomendables obras "Mi infancia y juventud" y "Charlas de café". Esta entrada participa en la VIII edición del Carnaval de Biología, organizada este mes por este blog.

2 comentarios:

Gabriel Garcia Sagario dijo...

Muy buen recuerdo Fran, debo decir que a ese Cajal lo conocía, aunque en parte.

Mi padre me dio el libro "Mi infancia y juventud" cuando estaba en 2° de liceo y me fascinó. Hace un tiempo volví a hojear ese libro, luego de tener una visión mucho más decantada de los enormes aportes que Cajal realizó a la ciencia.

Un gran personaje, siempre me reí con el juego que practicaban un una vela, una piola y un poco de viento(sidades).


Un gran saludo estimado.

Francisco J H H dijo...

Jajaja. Yo estoy leyendoa lgunas de sus obras ahora, y me estoy sorprendiendo. Tenía a don Santiago por una persona seria :P

¡Un saludo!